Antiguo convento, adaptado para este nuevo alojamiento.
Consta de habitaciones individuales y compartidas, 28 camas forman el total de plazas de la Residencia La Sabina. Todas ellas con luz natural y baño.
Disponen de espacio suficiente para que cada usuario tenga su lugar personalizado.
Se accede a la planta superior de habitaciones con ascensor. Estando el comedor en la planta baja, con vista y acceso al jardín ornamentado con plantas y árboles, dando sombra a los bancos que cobijan a los usuarios y sus familias, en las tardes que la temperatura lo permite.
En un espacio adaptado para ese menester se encuentra un pequeño gimnasio, donde un terapeuta trabaja con los usuarios, apoyando su recuperación. El comedor, equipado con mesas y sillones adaptados. Junto a él, se encuentra el espacio dedicado al ocio, un salón con televisión, sillones, sofás…
El personal que se encarga de esta residencia, tienen su titulación, según el cargo que ejecutan.
Profesionales sin duda, siendo el aspecto humano el que predomina. El tacto y la delicadeza, es inculcado por sus superiores, para el trato con los usuarios que son el eje central de su misión.